sábado, 13 de julio de 2019

Los ojos que te vieron nacer [Escribiendo]


¿En qué estabas pensando? Palabras comunes que se nos ocurren a los lectores cuando leemos nuestras obras favoritas. Como filólogo siempre me ha interesado mucho no sólo el qué contaba una historia, sino cómo llegó el autor o autora hasta ese resultado final. ¿Qué hubo en su vida que le guiase por ese camino? Esta entrada pretende explicar exactamente eso respecto a Los ojos que te vieron nacer, uno de mis relatos que ya se encuentra en la plataforma social Lektu.

  

“Es esa época del año: la adivina llegará esta noche a la aldea vikinga Malene para anunciar su fortuna a sus habitantes. Lo que en un principio son promesas de felicidad y ansias por un futuro brillante, pronto se tornarán en funestas palabras que atraparán a más de uno de los habitantes de la aldea, entre ellos a los jóvenes Sybil, Daren y Harald.

Y es que cuando el destino está en juego, nunca tenemos respuestas, sólo profecías.”


¿No lo has leído? Puede que te interese echarle un ojo antes de seguir, puesto que las siguientes líneas pueden ser altamente spoilerosas.

 Los ojos que te vieron nacer - Lektu


Ahora, ¿de dónde sale este relato? Bien, hace unos meses la Editorial Freya llamaba a los escritores a participar en la Antología Vikinga, en la que, además de la temática obvia, había libertad de género y una extensión entre 1.500 y 5.000 palabras.  En adición a estas condiciones, debía tener en mente que era mi segundo intento en un concurso de este tipo, tras mandar sin éxito a otra convocatoria. Ello implicaba que tal vez si en esta no triunfaba debería replantearme algunas cosas (sí, a la segunda, porque soy así de derrotista).
¿Qué temas quería tratar en el relato? Uno de los aspectos de la sociedad vikinga que siempre me llamó la atención fue la magia rúnica, especialmente la de los seers, o adivinos como se les llama en este relato. La respuesta a cómo explotar este recurso llegó bien pronto: mediante una profecía. Un aviso parcial de lo que estaba por venir y que involucraría a mis tres protagonistas en una aventura corta, puesto que aunque me guste enrollarme más que a Galdós o Clarín, el límite seguía estando ahí. ¿Pero cómo relacionarlo todo?
La respuesta vino de la mano de la organización de la sociedad vikinga: familias que unían a sus hijos para permanecer juntas o crear alianzas. Si bien este fue un punto de partida, no encajó en un principio. Harald y Sybil no me terminaban de encajar juntos y desde luego ella no estaba destinada a ser la típica princesa prometida, sino la guerrera que seguiría los pasos de su madre.
Todo cambió cuando entendí por qué necesitaba a Daren: el carismático hermano mayor que asumiría el papel de cabeza de familia cuando su padre enfermase. Los tres habían crecido juntos, replicando la amistad que sus padres habían trabado una generación atrás. No obstante, la química entre los dos chicos fue más allá: no eran amigos, ni un primer romance, era una pareja estable que llevaba años de relación, pero oculta debido a lo que la sociedad pensaría de ellos. Tan diferente a la actualidad… 
Según tenía entendido, los vikingos no veían del todo mal la homosexualidad mientras se adoptase un rol activo, era el pasivo el que era denostado o llamado ergi, como menciono en el relato. Por eso Viggo (más allá de sus ansias de poder) no respeta a Harald, pero está dispuesto a tener sexo con él.
Un apunte más contribuyó a cimentar esta narrativa: pocas veces he leído una historia con personajes LGBT+ con ambientación vikinga. Tras años de estudiar la historia de la literatura hispánica y leer entre líneas múltiples romances en ciernes (Abel Sánchez de Unamuno o Amalia de José Mármol son buenas pruebas de ello), uno siente frustración porque la historia de la literatura haya querido ocultar algo así, a pesar de que seguramente hubo obras que lo trataban. Por ello a veces escribo estas historias, para contribuir a ese legado que, aunque oculto, está ahí.
Al tener en cuenta todos estos apuntes y ver cómo formaban la historia, me planteé dos preguntas muy interesantes de las que yo tengo mi propia opinión, pero me gustaría que si alguien que lea esta entrada ha leído también el relato comentase sus ideas: 

 ->Cuando el padre de Harald habla de unir las familias, ¿se refiere a casar a Harald con Sybil o con Daren? Siempre me quedo pensando en esa posibilidad.      

->¿Cuál fue la historia de los padres del trío protagonista? A lo largo del relato, y dentro de los límites, trato de dar el mayor trasfondo posible sobre estas dos familias y no puedo evitar preguntarme cómo se conocieron, cuáles fueron las hazañas de la famosa guerrera que fue la madre de Sybil y Darren y, si como pregunta Harald, de verdad se han reunido en el Valhalla (sí, pequeña licencia mitológica que me he permitido).

Finalmente quería reflexionar sobre qué retos ha supuesto este relato para mí. La temática vikinga era desde luego algo nuevo para mí, aunque me quedo con un buen sabor que me invita a probar más veces en el futuro. La profecía era otra de las dificultades, pues siempre es difícil saber qué quieres contar y qué no, cómo de predecible es o si literalmente suena como algo que dirías tras un par de cervezas. [Créditos en este apartado a mi amiga Andrea Arroyo (@AndreaArroyo_) por ayudarme a darle un par de vueltas y alcanzar un mejor resultado. ¡Echad un ojo a su twitter si os gustan las cosas escritoriles, feministas y de videojuegos!]
Sin embargo, las mayores dificultades fueron las escenas de acción y el límite de palabras. Las luchas suelen ser difíciles de escribir de forma que queden fluidas y no parezcan eternas secuencias descriptivas con poca narración. A todo esto se añade que si cuentas con un límite no tienes la libertad de explayarte todo lo que quieras para plasmar todo lo que sucede en tu cabeza. Viendo el resultado final, puedo decir que me gusta cómo ha quedado, alejado de los combates de robots que eran mis primeras escenas de este tipo.
En conclusión, espero que os haya gustado el relato y esta entrada. ¡No dudéis en comentarme vuestra opinión del relato o impresiones que hayáis tenido al leerlo! Me despido hasta la próxima entrada recordando que…


                                                Nunca tenemos respuestas, sólo profecías.

 

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