miércoles, 24 de julio de 2019

Los muertos no pagan IVA [Reseña]



Ficha técnica:

Título: [Parabellum] Los muertos no pagan IVA.
Autor: Sergio S. Morán.
Editorial: Autopublicación.
Género: Novela policíaca; Fantasía.

«Verónica Guerra es detective paranormal. Es a quien recurres cuando intentas cazar gamusinos o cuando un licántropo intenta cazarte a ti. Es dura, con recursos, imparable, y necesita unas putas vacaciones.
Acompañaremos a la detective por Madrid, mientras intenta alejarse de los monstruos y constantes tiroteos que conformar su vida en Barcelona. Pero su paz se verá constantemente interrumpida por corrupciones inmobiliarias, saqueos de conventos y tráfico de almas.
La detective tiene que enfrentarse a la cruda realidad: su pasado y sus enemigos no la dejarán descansar.
Ni muertos.»
 
        Esta nueva entrega de Parabellum despega unos meses después de El dios asesinado en el servicio de caballeros y se vende como una suerte de novela independiente en la que la detective, cansada de criaturas de leyenda e intercambios de balas, ha decidido que quiere irse de vacaciones. Con una pequeña parada rápida en Madrid.
       Pobre ilusa.
         Una vez allí su pasado la alcanza rápidamente: un caso sin resolver, la adicción en la que caía en el último libro y su problemática relación con su madre. La exploración de la capital sirve rápidamente para ayudar a los lectores a ahondar en el interior de la detective al tiempo que construye una sensación de familiaridad en un escenario totalmente nuevo y con sorprendente facilidad.
         Uno de los temas recurrentes en la obra son las drogas, ya sean legales, como el tabaco, o divinas, en el caso de la ambrosía. Durante la historia el lector puede apreciar el lento proceso de hundimiento de Verónica, la necesidad por el siguiente caramelo, al mismo tiempo que ella se va dando cuenta del problema que tiene, aunque se lo niegue hasta el último momento. Otro matiz destacable en esta área es el uso del sexo como paliativo de la adicción: intercambiar un placer por otro que no contemplarías en condiciones normales.
         El conflicto de identidad es otro de los temas que empapan la obra. «¿Quiénes somos?», pregunta que seguramente todos nos hacemos de vez en cuando. Y es que, al responderla, pecamos en definirnos mediante una sola de nuestras características. La dicotomía entre Verónica y Parabellum empapa toda la novela, intentando decidir quién es ella. Esto se extiende a los personajes con los que se relaciona: MJ, el mundano y atractivo agente de policía, y Axel, el misterioso pooka. Es finalmente Arancha, su amiga médium, quien plantea la respuesta: ¿Por qué hay que elegir? ¿Por qué no encontrar un punto medio? Este dilema sirve también en segundo plano para otros personajes como Carolina.
         Al margen de los anteriores encontramos otros temas pertenecientes a la serie como la mitología o la crítica de la sociedad. La inclusión de diferentes leyendas de diversa procedencia no es algo nuevo en la literatura (cof, leed Rick Riordan, cof), pero es muy interesante la inclusión de leyendas autóctonas españolas que van desde la cultura gallega al metro de Madrid (sí, surrealista pero maravilloso). Esto, junto al desenfadado estilo del autor, permite incluir una crítica a veces más explícita, y otras no tanto, que retratan la actualidad española con casos de corrupción política y escándalos financieros. Como ver el telediario sólo que más entretenido, vamos.
         Otro de los aspectos que más llama la atención de este libro es el conjunto de personajes. El problema de abandonar Barcelona como emplazamiento es que se deja atrás todo un banco de personajes con el que uno ya estaba encariñado y de los que sólo se obtienen nimias referencias, impidiendo un asentamiento cómodo de la historia más allá de Parabellum.
Sin embargo, al margen de Verónica, Arancha y el padre Canastos, obtenemos una remesa de personajes secundarios que es simplemente exquisita. La normalidad de MJ, la bestialidad de Axel, el carisma de Carolina, la compleja relación maternal con Victoria y, por supuesto, Raimundita. Si la ingeniosa cocinera no se ha hecho un lugar en tu corazón para el final de la obra es que estás muerto por dentro.
En conclusión, si bien las novelas policíacas no es algo que me haya llamado la atención nunca, tras sertirme intrigado por la precuela, en esta entrega Morán ha conseguido engancharme directamente. No puedo esperar a la tercera parte que, con suerte, llevará a la detective paranormal a un nuevo nivel. 

 

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