«Lo mucho que cuesta hacer libre por
las leyes a un pueblo esclavo por sus costumbres.»
«¿En dónde ve el pueblo español su
principal peligro, el más inminente? En
el poder dejado por una tolerancia
mal entendida.»
Mariano
José Larra.
Las palabras de este autor español
prologan este segundo relato en Lektu. Conocido entre otras cosas por sus
artículos políticos, estas citas dan entrada a uno de los temas principales de
la historia, la política.
¿Pero qué es Hijos del ayer? Si te estás preguntando
eso, tal vez deberías acceder al link de abajo y averiguarlo por ti mismo antes
de leer esta reflexión sumamente spoilerosa.
“Vives
en un mundo en el que tu existencia es ilegal. Te han descubierto. ¿Huyes o
peleas?
Un
grupo de licántropos se refugia en Jericó, la ciudad de la luna, hasta que el
gobierno del PVC les descubre y su mera existencia está en peligro. Este relato
narra las últimas horas de la noche que cambiará las vidas de muchos de ellos:
disputas, plegarias a dioses, amor y, sobre todo, caos. ¿Qué decisión tomará el
consejo de la luna?
Y es que a veces, en
situaciones desesperadas, lo único que te queda por hacer es mostrar tu
aullido.”
¿En
qué contexto nace esta trágica pero
familiar historia? El relato fue creado para la participación en la
convocatoria de la antología mitológica de Hela Ediciones. Si bien la
licantropía como figura principal fue elegida pronto, a veces las influencias
del mundo real condicionan nuestra vida y así fue en este caso, puesto que por
aquel entonces quedaba poco tiempo para las elecciones generales en España.
Muchos
son los jóvenes que se involucran en política
estos días. Ante un futuro incierto, cada persona contribuye como puede a
mejorar ese posible destino o lo canaliza de una manera diferente. No será
difícil entonces entender la crítica realizada en esta historia, pues si bien
no ganó en el concurso, sí se ha visto reforzada con cada nuevo titular que
sale en los periódicos cada día.
¿Significa esto que es un ataque a
personajes fácilmente reconocibles de la actualidad? No. Lo que ‘Hijos del
ayer’ pretende es mostrar qué aguarda a diversas minorías, todavía hoy muy
invisibilizadas (o que se empeñan en invisibilizar) si por supuesta tolerancia
se da paso a los extremos. Es una historia de supervivencia, un aviso, que ya
se puede ver en otros medios como la excelente serie de Russel T. Davies, Years
and Years (totalmente recomendada).
De
esta manera, los temas que aparecen en esta historia son algunos básicos como
el amor y la familia, pero también se da una enorme importancia a cómo es ese futuro distópico y lo que implica:
terapias de conversión fallidas para aquellos que se salen de la norma y que no
tienen ningún tipo de base científica; procesos de gestación subrogada que
deshumanizan a cuantos se ven envueltos en ellos; la oligarquía de unos pocos
frente a la esclavitud económica de los muchos; un capitalismo (ligado a esa
oligarquía) en el que las zonas rurales desaparecen y los trabajadores emigran
a la ciudad para enriquecer a los grandes empresarios.
¿Exagerado?
Algunas de esas cosas no son nuevas en la historia de España o incluso de
Europa.
Independientemente
de los ideales que cada persona tenga, valores fundamentales como los derechos
humanos y la dignidad no deberían perderse nunca de vista ni utilizarse
convenientemente para vender según qué campaña. Y lo mejor que se puede hacer
para entender lo que nos rodea y adoptar una posición respecto a ello es leer,
informarse y educarse. Pero, sobre todo, recordar la historia del mundo, los
errores ya cometidos.
El
otro gran tema es la religión
panteísta de los licántropos, acorde a la temática mitológica de la antología.
No es de extrañar que, en un mundo donde aullar a la luna está normalizado, las
leyendas se tomen por verdades absolutas. De esta manera, fue interesante
realizar esa mezcla de linajes de los diferentes panteones (Lupa, Licaón,
Fenrir…) así como mostrar parte de los ritos religiosos que este culto tendría.
También
se muestran las diferentes actitudes que la población puede tener ante la fe.
Reflejo del mundo real, los diferentes licántropos, a pesar de saber que
proceden de estas leyendas, adoptan desiguales posturas respecto a sus dioses,
desde totalmente creyentes a ateos. Sin embargo, cuando el peligro acecha, el
sentimiento de comunidad y fortaleza de confiar en un poder mayor permanece,
haciendo de todos una gran familia.
¿Pero
qué retos tuvo este relato como
escritor? El primero, claramente apreciable, es el límite de palabras. La
puesta en escena de los sucesos así como el desarrollo de los mismos son
ambiciosos, invitando a explorar muchos recovecos. No son pocos los lectores
que han deseado saber más y han formulado preguntas sobre el pasado de los
mellizos, el futuro de los refugiados o incluso con el desarrollo de la escena
política que se presenta. Tal ha sido esta curiosidad que ha dado lugar a
nuevas ideas, que ya están apuntadas en la libreta como posibles spin-off
y que amplíen lo que se narra en Jericó.
Otra
de las dificultades concierne a uno de los personajes más importantes del
relato, Sigrid. Desde su génesis la
evidencia de que alguno de los personajes principales moriría estaba ahí. Y, aunque
historias como Canción de hielo y fuego parezcan decir lo contrario, los
escritores no disfrutan matando personajes.
Por
ello, la decisión se tomó como explica Joyce: fría y analíticamente. ¿Quién es
útil para guiar a los refugiados? ¿A quién seguirán más fácilmente? Es por ello
que, si bien las encarnaciones de la medicina y la religión, Federico y Serpuhi
respectivamente, están ahí, debe ser la líder de las misiones de rescate, la
más poderosa, la que deba tomar la difícil decisión de dejar atrás a la única
familia que le queda y mirar por su comunidad.
Un
último reto se presentaba y era cómo desarrollar a Licaón. Para aquellos que conocen su historia (en resumen: rey
arrogante que provoca a los dioses y, según la versión del mito, sacrifica a
sus hijos), esta figura no es precisamente popular. Aunque su leyenda le ha
convertido en un dios, también repite su rol como padre. Y, como bien indica la
propia sacerdotisa, su reputación como padre no ha sido olvidada.
La
idea era humanizar a una divinidad horrible, que ha comprendido sus errores,
pero que no deja de ser un poder mayor y, como tal, arrogante. Un personaje
agridulce, desde luego. Y, sin embargo, también capaz de seguir al grupo de su
hija para defenderla de todo peligro, incluso sin que esta lo sepa.
En
conclusión, espero que os haya gustado el relato y esta entrada. ¡No dudéis en
comentarme vuestra opinión del relato o impresiones que hayáis tenido al
leerlo! Para cerrar, os dejo esta viñeta que explica muy bien los límites de un
concepto muchas veces malentendido hoy en día como es el de la “tolerancia”.
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