Ficha
técnica:
Título: Compañeros de caza.
Autora: Rafael de la Rosa.
Editorial: Cerbero.
Género: Ciencia-ficción.
«El
estudio de Daniel es muy importante para los laboratorios en los que trabaja.
Del resultado de sus experimentos depende en gran parte que los inversores no
retiren el dinero que mantiene la maravilla en pie. Su trabajo es, por tanto,
vital para el futuro de las instalaciones.
Y
su misión no es otra que relacionarse de igual a igual con un Achillobator
adulto; un dinosaurio del cretácico del que espera poder aprender mucho en
cuanto a sus costumbres se refiere. Pero el saurio no parece muy colaborador, a
priori.
La
inmersión de Daniel en el mundo de Aquiles los forzará a verse reflejados cada
uno en los ojos del otro.»
La
novela independiente de este autor es, desde luego, una que se escapa a toda
expectativa. Si bien la sinopsis no elabora mucho sobre el maravilloso contenido
de la historia, su sobrenombre en internet, «el dinoporno», da al lector alguna
pista sobre lo que encontrarse. Exacto, una relación romántica entre un
investigador y su dinosaurio que toma lo mejor de Jurassic Park y lo combina con un romance del que Crepúsculo sentiría envidia.
Compañeros de caza no brilla sólo por su
contenido, sino por la forma en que se escribe. El contexto reducido de la historia, que sucede casi en su totalidad
en el Instituto de investigación, favorece a la trama liberándose de
distracciones y ofreciendo todos los detalles espacio-temporales necesarios
para el lector de forma concisa y directa.
De
la misma manera, los personajes es otro
de los puntos fuertes puesto que, a pesar del reducido número de los
mismos, no encontramos con personalidades muy diferentes y definidas: desde la
hosquedad de Aquiles hasta la persistencia de Daniel. Todos evolucionan a
través del conflicto, observándose sus dudas y los múltiples aspectos de su
forma de ser, positivos y negativos.
Es
especialmente destacable el esfuerzo del autor a la hora de explicar el modo de
comunicación del dinosaurio a través de posturas, gruñidos y roces. Esta hazaña,
que fácilmente podría haber quedado vaga o incluso redundante, resulta fluida y
natural, embaucando al lector en un sistema comunicativo totalmente nuevo.
El
vocabulario científico que podría
resultar aburrido y farragoso, ralentizando el ritmo de la lectura, resulta
accesible para todos los lectores y explica los hechos necesarios para la trama
de manera que discurra a la perfección, consiguiendo mantener la tensión
continua que gobierna toda la historia y que anima a los lectores a devorar un
capítulo tras otro.
Sin
embargo, uno de los aspectos más relevantes de esta historia es su magnífica representación del colectivo
LGBT+. Ya no se trata de la inclusión de personajes no estereotipados que
tengan tramas propias, sino del tratamiento del género que se hace en esta
novela corta. A través del personaje de Aquiles se pone en duda el género como
algo natural, haciendo al lector preguntarse si es una construcción social o
algo aprendido desde que nacemos. Para alguien que no ha tenido esta educación
o este trasfondo, ¿cómo se aplican estos roles tan normalizados en nuestra
vida? La respuesta es que no lo hacen. Es por ello que la lectura de Aquiles
como personaje agénero, con todo lo que ello conlleva, supone algo destacable,
pues pocas veces te encuentras con esta realidad representada en la literatura.
En
conclusión, si bien breve, Compañeros de
caza supone una magnífica lectura con cantidad de temas interesantes y una
trama que enganchará a sus lectores desde las primeras páginas.